Las semillas de girasol se comercializan ligeramente tostadas, con sal o sin sal, y también podemos escoger entre las semillas con cáscara o peladas, según el uso que se les quiera dar.
Como todos los frutos secos, estas semillas son ricas en grasas poliinsaturadas, en minerales como el fósforo, el magnesio, el zinc, el selenio, el hierro o el potasio entre otros, en vitamina E y vitaminas del grupo B (como el ácido fólico) y son fuente de proteínas, de carbohidratos y de fibra. Son ideales para consumir en época de crecimiento y en momentos de gran actividad física.
En la cocina son muy utilizadas sobre todo en panes y sus derivados, además son un ingrediente que aporta sabor y textura a muchos platos, principalmente se incorporan en las ensaladas.